domingo, 31 de mayo de 2009

LeBron James, cuando no basta con tener al mejor



En una relajada charla, Jerry West, leyenda entre leyendas de la NBA, dejó una interesante reflexión: "El mejor jugador que hay en la NBA es LeBron James. Me gustaría ver cuántos partidos ganarían los Cavaliers sin él". La respuesta la acabamos de ver. Con la peor versión de LeBron James (¡25 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias!) , Cleveland se ha quedado fuera de la final de la NBA, que medirá a Lakers y Orlando.

Orlando ha eliminado a Cleveland en 6 partidos para sorpresa de muchos. Los Cavaliers pueden tener al mejor jugador de la NBA y que ha tenido unos promedios estratosféricos (28.4 puntos, 7.6 rebotes y 7.2 asistencias en Liga Regular y 35.3 puntos, 9.1 rebotes y 7.3 asistencias en playoffs), pero no ha bastado para eliminar a Orlando. Rashard Lewis, nº2 de los Magic, resumía la clave de la eliminación de Cleveland: "LeBron es un gran jugador, pero para ganar necesitas algo más que un buen jugador. Necesitas cinco jugadores en la cancha y gente saliendo desde el banquillo".

Orlando, salvo por Dwight 'Superman' Howard tiene menos gancho mediático que Cleveland, pero ha dejado claro el camino hacia el éxito cargándose a Boston (actual campeón) y Cleveland (el gran favorito) pese a que perdió en febrero por lesión lo que restaba de temporada a su base titular y All Star Jameer Nelson. La clave de Orlando ha sido que se ha comportado como un equipo con un gran líder (Howard) capaz de echarse al equipo a la espalda bien secundado por dos estiletes de lujo (Rashard Lewis y Turkoglu), tener una serie de especialistas en todos los campos como Pietrus, Lee y Redick, y que ha contado con un entrenador, que sin ser un gran virtuosos como Van Gundy, que sido capaz de sacar lo mejor de cada jugador. Hasta una leyenda del playground callejero como Rafer Alston se ha comportado como un líder desde su llegada en plena temporada para suplir al lesionado Nelson.

Michael Jordan supo en su día que sin Pippen y el resto de los llamados 'Jordanaires' (Kerr, Kukoc, Pippen y compañía) no podría ganar el anillo de la NBA. Kobe Bryant, tras su divorcio traumático con Shaq, también se dio cuenta de que él solito jamás volvería a ganar un anillo y por eso celebró la llegada de Pau Gasol el año pasado a unos Lakers que por fin empezaban a comportarse como un equipo y en el que todos se sentían importantes porque Kobe les hacía sentirse así. Hasta les dedicó su MVP. Ahora, LeBron podrá reflexionar sobre la importancia del equipo y de que uno no puede contra un equipo de 12 ni contra cinco por muy LeBron James que sea.

domingo, 24 de mayo de 2009

Toni Nadal: el liderazgo discreto

Hace algunas semanas escribí un post titulado: “Rafa Nadal: un embajador de valores”, en el que hablaba de algunas de las principales cualidades que hacen que el jugador manacorí sea a fecha de hoy día el número uno del mundo. Sin embargo, dicen que “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, y podríamos añadir que “detrás de un gran deportista siempre hay un gran entrenador”. Hoy quiero detenerme en una figura discreta, anónima y poco vistosa, pero tremendamente importante en la carrera del tenista mallorquín. Él es Toni Nadal, una persona que ha sabido inculcar con su ejemplo muchos valores a su sobrino. Destacamos algunos:

Humildad: En enero de 2004, Nadal se presentó en el Open de Australia después de haber disfrutado su primera final en el circuito, concretamente en Auckland (Nueva Zelanda), instalado ya entre los 50 primeros de la ATP y con la vitola de ser la nueva promesa del tenis mundial. Allí, en Melbourne, Carlos Costa, su representante, se preocupó de buscarle alojamiento en el mejor hotel de la ciudad, el Crown, en la ladera del río Yarra. Cuando Toni descubrió todo aquello, se lo hizo saber inmediatamente:

Rafael no puede ir a ese hotel. Ahí van las estrellas, los grandes jugadores, y él todavía no lo es. Búscanos algo más humilde, como a la categoría actual de Rafael.

El representante comentaba después:

Fue una auténtica lección.

Huyendo de la adulación: El liderazgo es valentía; o dicho de otro manera, sinceridad para decir lo que hay que decir aunque sea duro. Es fácil que los directivos se vean agasajos por sus colaboradores que dicen al jefe lo que le agrada escuchar. Ya decía el artista Pedro Ruiz que “adular es sobornar por los oídos”. Toni, no escurre el bulto y lo que tiene que decir lo plantea sin tapujos. Carlos Costa también contaba la siguiente anécdota:

Estábamos en el hotel tras una dura jornada de entrenamientos y nos disponíamos a salir a cenar, pero Rafael iba todavía con los pantalones del chándal. Queríamos ir a un restaurante bastante selecto y, como es lógico, se exigía cierta etiqueta; así que no podíamos ir vestidos de cualquier manera. Benito (Pérez Barbadillo) le dijo: «Teóricamente no deberían dejarte entrar con esos pantalones; pero eres Rafael Nadal y no creo que te pongan problemas». Entonces, cuando ya casi nos íbamos, Toni detuvo a Rafael y le dijo: «Yo creo que lo más correcto es que subas a cambiarte». Y lo hizo. Lo que yo me pregunto es cuántos tenistas hubieran hecho lo mismo. Y más aún, a cuántos alguien del entorno se hubiera atrevido a decirles aquello.

Austeridad: un concepto que nunca está de “moda” porque a menudo se confunde con algo poco fashion alejado de quienes son verdaderos campeones acostumbrados al lujo. No obstante, Toni no duda:

Para ser feliz hay que ser austero. En esta vida hay que aprender a conjugar el verbo aguantarse. Yo me aguanto, tú te aguantas y él... Y eso es lo que no hace la gente hoy en día. Todo son pegas. Sin darle un concepto religioso, la gente es menos sacrificada. Eso es lo que he intentado transmitirle a Rafael. Le digo: 'Aunque a ti te vayan las cosas muy bien, aunque tengas dinero y éxito, tendrás que aguantarte, porque habrá cosas que no podrás controlar. Morirá un familiar. Te dejará la novia. Y te tendrás que aguantar.

Gracias a esta educación se pueden comprender muchas de las palabras que hoy día salen de la boca de Nadal. En una ocasión el jugador manifestaba:

Mira qué móvil tengo. Creo que es el peor móvil de todos los tensitas españoles. En el circuito muchos se ríen de mí cuando lo ven, pero hace su función; puedo enviar mensajes y tener los teléfonos de mis amigos. No soy de los que necesitan grandes cosas para ser feliz. Hay gente que es feliz levantándose por la mañana y tomándose una Coca–Cola mirando al mar. Y eso cuesta un euro, ya me dirás. En cambio, hay otros que necesitan comprarse un Ferrari para ser felices. Yo no necesito el mejor móvil ni el mejor ordenador, no quiero grandes mansiones o avionetas particulares como algunos deportistas.

Trabajo, no suerte: La opinión de Toni acerca de la importancia o no de la suerte es muy nítida:

Rafael ha sido un chico que se ha exigido mucho, que es muy fuerte mentalmente y que tiene una actitud de vida correcta para lograr sus objetivos. En este deporte, como en cualquier otra faceta de la vida, el trabajo y el sacrificio es lo que puede ayudarte a mejorar. No hay más secretos. Si luchas y te esfuerzas, al final te verás recompensado. La suerte te puede hacer ganar un punto, pero no un partido ni un torneo. Esto hay que tenerlo en cuenta.

El peligro de la fama: La gestión del éxito no resulta casi nunca sencilla, máxime cuando se es el número uno del mundo. En las altas esferas se empieza a vivir en una especie de nube alejada alejada de la realidad que dificulta mucho mantener los pies en el suelo. Aquí Toni tampoco tiene duda:

La fama está muy bien y forma parte del show que te rodea todo esto, pero no es buena. Obliga a compromisos. Te hace vivir en un mundo irreal y es perjudicial porque te quita tiempo a la preparación.

En otra ocasión le decía a su sobrino:

No te pienses que todas esas chicas que se te acercan lo hacen por tu cara bonita o porque eres simpático; lo que ellas quieren es estar con el número dos [ya número uno] del mundo, con el tenista famoso, así que no te creas tan guapo porque yo lo soy más que tú y ninguna va detrás de mí.

Vocación de servicio: El liderazgo tiene una alta vocación de servicio (serving leadership). Liderar consiste en facilitar que los demás alcance objetivos, porque como decía Jack Welch, “son los demás los que hacen que las cosas ocurran”. Toni Nadal, a pesar de su influencia, tanto deportiva como no deportiva, en el éxito de Rafalet (como le conocen en Mallorca), tiene también claro su lugar sin querer protagonismos innecesarios:

Rafael es un jugador con talento, con condiciones y que está dispuesto a trabajar para asimilar lo que tú puedas enseñarle. Soy de los que creo que los entrenadores ayudan a los que tienen cualidades. No conozco a ningún entrenador que sea bueno si el jugador no lo es.

Normalidad: Toni siempre ha intentado que la euforia no se desmadrara y ha intentado preservar la “normalidad” alrededor de la vida de Rafa sin que cayese mucho confeti sobre su cabeza. En diversas ocasiones le ha recalcado:

No eres más que un chico que hace una cosa tan simple como pasar una bola por encima de la red, no te olvides de esto.

Nadal todavía recuerda el año que ganó el campeonato de España alevín de tenis y, delante de toda su familia, cuando celebraban el éxito, Toni sacó un papel del bolsillo y le leyó uno por uno los nombres de los anteriores campeones mientras le preguntaba si los conocía y si alguno de aquellos jugadores había llegado a triunfar en el circuito profesional. La mayoría de nombres eran auténticos desconocidos para Rafa.

Muchas otras cuestiones se pueden apuntar. Las dejo para otro post más adelante y hago una recomendación de libro que merece la pena: “Rafael Nadal. Crónica de un fenómeno” (RBA, 2007), de Jaume Pujol–Galceran y Manel Serras Vila.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Agassi: una historia de grandeza y humildad


El otro día un (gran) amigo me regaló una camiseta dedicada a uno de los deportistas a los que más aprecio. En ella, unos pocos datos resumían una carrera: 3 cortes de pelo, 2.537 pares de calcetines, 14.192 cordajes, 8 Grand Slam… Se trataba de Andre Agassi.
Andre es hijo de un emigrante iraní de origen armenio (su verdadero apellido es Agassian). Para todos los que nos gusta el tenis, Agassi fue un descubrimiento. A mí me impactó allá por 1987. En aquel tiempo en el que McEnroe ya no dominaba la era post-Borg, Iván Lendl era el indiscutible número uno del tenis mundial (sobre todo, tras la final de Roland Garros de 1984…). Sí, Wilander, Becker y Edberg le disputaban su cetro, pero Lendl imponía un estilo. El precioso revés a una mano, la derecha contundente, las muñequeras largas, la raqueta Adidas, el polo de rombos, sus caprichosas pero oportunas pestañas… Sin embargo, aquel hombre impasible no conectaba con el gran público (al menos no conmigo). Y los demás, tampoco. McEnroe resultaba antipático, Edberg, era elegante pero soso, algo así como Wilander, y Becker… pues, no sé. Connors, cuyo encanto resistía desde los tiempos de Borg, ya estaba en franca retirada. Cash lo tenía casi todo, pero era inconstante. Un día como cualquier otro, apareció Agassi. La melena, la ropa, la actitud, las mujeres que le rodeaban… La derecha perfecta, el resto fulgurante, el revés a dos manos, la no-volea… Todo tenía su gracia. Y además, ganaba. Todos le imitamos (en lo que pudimos).
Agassi número uno de la ATP, ganó todos los grand slam (el último tenista hasta hoy en conseguir esta marca) hasta sumar ocho títulos y llegó a siete finales más. Fue campeón olímpico en Atlanta (ganando a aquel Sergi Bruguera tan extraordinario en tres sets), conquistó 17 master series y otros 33 títulos ATP.
Todo le iba bien a Andre hasta 1997, año en el que una lesión de muñeca le llevó al puesto 141 del ranking (en la actualidad los jugadores que sufren lesiones conservan su ranking durante la convalecencia). Y tuvo que volver a empezar. De cero. Jugando Challengers (competiciones de menor presupuesto que los torneos ATP) y solicitando invitaciones para los torneos. Arañando puestos. Llamando a muchas puertas. Añadiendo la humildad a sus virtudes.
Y el caso es que entonces, quizá porque yo mismo había madurado, su figura me pareció aún más relevante. Continuó jugando hasta 2006, ganando desde su lesión más de 35 torneos, entre ellos, 5 grand slam.
Para muchos es difícil volver a empezar. Sin embargo, la determinación en los objetivos es una guía de incalculable valor. En estos tiempos en los que la volatilidad de la economía supone una tendencia, son multitud las organizaciones que se enfrentan a cambios dramáticos. En algunas, los procesos de downsizing exigen una redistribución de funciones que eliminan privilegios de sus empleados. En otras, el necesario reposicionamiento obliga a los directivos a lanzarse a la calle en busca de nuevos clientes y modelos de negocio… y quizá estos sean los casos menos dolorosos.
En un mundo donde la humildad suele ser considerada un signo de debilidad, es posible que muchos deban replantearse ahora su posición al respecto. Pero, sobre todo, no olvidarse de su importancia cuando la tendencia cambie. Puede que esta fuera la verdadera lección para Agassi.

viernes, 15 de mayo de 2009

El negocio del Fútbol (I)


Cuando uno lee en los periódicos deportivos o escucha los programas de radio dedicados al deporte y a groso modo intenta comprender cuál es la esencia, lo importante, lo fundamental, en la Liga de Fútbol Profesional, en la Primera División, parecería que todo se reduce al equipo campeón.
Parece razonable, un conjunto de 20 equipos luchan durante una temporada y tan sólo uno alcanzará la gloria de alzarse con el título, luego es lógico pensar que en esto reside la importancia de este campeonato.
Pues bien, es evidente que no. En la liga se juegan muchas cosas y la posibilidad de ganarla, aunque en realidad todos podrían hacerlo, está por lógica, es decir por la lógica de los presupuestos, limitada a muy pocos equipos, dos son fijos en las apuestas y luego por épocas otros 3 ó 4 se incorporan a esa selecta categoría, llegando en alguna ocasión a imponerse a la lógica del dinero.
Esto del dinero, es un tema muy interesante para reflexionar, ya que se suele decir que en el fútbol; y en otros deportes también, el tema económico no es importante, que lo importante es lo deportivo, pero sin embargo tanto a nivel de país como a nivel europeo, tan sólo los que gozan de un presupuesto económico poderoso son capaces de permanecer en la élite, incluso a pesar de no obtener importantes resultados deportivos durante años, pero bueno, esto lo desarrollaré en otra ocasión.
Hoy quiero hablar de la importancia económica en encierra un campeonato de Liga como la Española.
Hay en España 9 equipos, que al empezar la liga en Agosto no saben que en Mayo cuando finalice, algo importante o muy importante habrá sucedido para ellos:
· Uno será el campeón, con todo lo que ello significa, aunque en realidad es un triunfo muy efímero, en seguida las vacaciones para los jugadores e inmediatamente unos se irán del equipo y vendrán otros fichajes nuevos. La afición se olvidará ya en la pretemporada del éxito en la Liga. Es decir, escasos días de gloria. Pero tiene algo muy importante, gana notoriedad, local principalmente, y jugará la Champions, inmenso escaparate de equipos y jugadores, es prácticamente imposible tener uno de los premios apreciados como jugador, sin estar en un equipo que juegue la Champion.

· Otros 3 equipos también jugarán la Champions, sabiendo que dos de ellos tienen que jugar la previa para clasificarse definitivamente, si lo consiguen los tres estarán en el mismo nivel del que ganó la liga. Jugar la Champions, además de la notoriedad de Marca, antes mencionada, tanto para los Clubes como para los jugadores, la Champions supone una posibilidad de ingresos tanto directos, como inducidos, importantísima, lo que en los difíciles momentos que vive el fútbol mundial, puede ser determinante para todos.
· Hay dos equipos más, que juegan en Europa en la UEFA, para muchos Clubes, un sueño casi inalcanzable, para otros un clavo ardiendo, para intentar no desaparecer de la élite, y económicamente tiene o puede tener un importante rendimiento, si se sabe aprovechar.

· Y lo más importante probablemente, para el mayor número de equipos que juegan en primera división, es que tres equipos descenderán a segunda, desde el punto de vista económico, un desastre, es difícil comprender, el salto negativo que supone para Club y jugadores ese descenso.
Todo eso se está jugando en la liga y no tan sólo el quedar campeón, por eso hay millones de aficionados en España que son seguidores de dos equipos, uno, de los que deben aspirar a ser campeones, y otro que juega los otros premios o castigos que encierra la Liga de Fútbol Profesional.
En el mundo de la empresa sucede lo mismo, en todos los sectores, hay grandes, medianas y pequeñas empresas, y aunque todos juegan en el mismo mercado, sus planteamientos, sus realidades y sus posibilidades, son bien distintas. En notoriedad, en presupuestos, en dificultades, en peligros, viven realidades distintas. Pero es muy importante para los gestores tener claro cuál es su específica realidad, no se es feliz por trabajar en las más grandes, por tener los mejores sueldos, por ser los más conocidos, en la vida hay muchos modelos y todos nos pueden conducir a la felicidad, que es el mayor de los éxitos.
Cualquier empresa pequeña de un sector puede quitarle un cliente a la empresa más grande de su sector, y hay muchos ejecutivos que han renunciado a todo lo que supone dirigir grandes corporaciones, y han montado sus propias empresas, pequeñas, pero plenas de satisfacciones, dando un nuevo sentido a sus vidas.
Recordemos en la Liga hay varios que la ganan alguna vez, algunos la han ganado varias veces, y muy pocos que la ganan muchas veces, pero tan sólo 3 en toda su historia, nunca han descendido a segunda, luego es tan meritorio, o quizás más ganarla como no descender.

martes, 12 de mayo de 2009

La depresión del Real Madrid



En el partido del pasado sábado el Real Madrid cayó tres a cero ante el Valencia. Un equipo entregado y sin ilusión fue una víctima fácil para el equipo che, que luchó con decisión por una plaza en la Champions para la próxima temporada. Dicen los deportistas que el segundo puesto es el primero de los perdedores, y esa fue la actitud con la que los jugadores del Club Blanco saltaron al terreno de juego. Faltaba chispa y energía, situación que aprovechó el Valencia para abrir el marcador, provocando que la resignación se apoderara de la mayoría de los jugadores merengues. El conformismo se tornó en apatía cuando el Valencia anotó, en apenas tres minutos, el segundo gol por mediación de Silva. Tras él quedaban sesenta largos minutos de calvario y sufrimiento para los del Real Madrid. Esta actitud empezó a provocar en algunos jugadores un estado de impotencia que derivó en irritabilidad, como le ocurrió a Iker Casillas quien lo terminó pagando con uno de los recogepelotas, mostrando su peor cara.
Esta actitud no le gusta a nadie, ni a los aficionados, ni a la directiva, ni al entrenador, pero tampoco a los jugadores. Desgraciadamente es una actitud muy humana, y muy habitual cuando el esfuerzo que tenemos que hacer no vale para nada, no tiene sentido, cuanto por más que luchemos no podemos cambiar la situación. Cuando nos sentimos impotentes, bajamos los brazos y dejamos que el sentimiento de resignación se apodere de nosotros.
Esto le ocurrió al Real Madrid, pero también le está ocurriendo hoy en día a muchos miles de profesionales que ven que la coyuntura económica se está tornando en un juez arbitrario que hace que empresas con un proyecto sólido se vayan a la quiebra y que buenos profesionales pierdan sus puestos de trabajo.
Victor Frankl, superviviente de los campos de concentración nazis, en su libro “El hombre con sentido” dijo que la única cosa que no se le puede arrebatar al ser humano es la actitud con la que afronta los acontecimientos. En las organizaciones tenemos que conseguir cambiar la actitud de nuestros equipos, ser exigentes con sentido, pero sin dejar de insuflar ilusión para que las personas no bajen los brazos en un momento en el que se necesita la máxima potencia para salir de esta dura tormenta. El Real Madrid apelará a sus jugadores con los valores del Club y con escudo que llevan en su pecho para que no se vuelva a repetir. ¿Cómo podemos trasladar eso a las empresas? ¿Qué deberíamos poner en marcha?

viernes, 8 de mayo de 2009

¿El estilo se impone o viene impuesto?

¿El entrenador impone el estilo o el estilo le viene impuesto? Para mí es más bien lo segundo. Comento esto a raíz de las alabanzas que se ha llevado Guardiola en su primera temporada como entrenador del Barcelona. ¿El Barça juega al estilo Guardiola o el estilo Guardiola es el juego del Barça? Siempre he creído que un entrenador es un mal necesario, algo que ha quedado claro en la selección española de baloncesto: 5 europeos consecutivos llegando al menos a semifinales con 5 seleccionadores distintos desde la plata europea de 1999 con Lolo Sainz al frente (solo en 2005 no se logró medalla) y desde 1999 hasta la plata olímpica de Pekín, siete medallas (5 europeas, un oro mundial y la de los Juegos) con seis entrenadores distintos.

En Pekín, durante los pasados Juegos, Aíto me lo dejó claro durante una charla. "Sería estúpido por mi parte intentar imponer un estilo ignorando la clase de jugadores que tengo", me comentó. Esto me lleva al origen de este post. A un entrenador le puede gustar más jugar al ataque, a la contra o esperar agazapado en defensa, pero al final está hipotecado a la materia prima que tiene. Si sus jugadores son de corte defensivo, por mucho que le guste el 'tiqui-taca', su equipo nunca será uno que enamore por su poesía futbolística.

El caso de Juande Ramos es significativo. Hizo grande al Sevilla con un fútbol de primer nivel y muy del gusto del aficionado conquistando cinco títulos en apenas 15 meses: dos UEFAS, Supercopa de Europa, Copa del Rey y Supercopa de España. Además, tras apenas cuatro meses en el Totenham, ganó la Football League Cup. Luego salió por la puerta de atrás y recaló en el Madrid para obrar una milagrosa racha de resultados hasta la pasada derrota con el Barça en el Bernabeu. Antes de todo esto, ascendió al Rayo, le metió en la UEFA (también al Betis) y tuvo un paso efímero por el Espanyol.

Es verdad que el fútbol del Madrid no ha sido tan brillante como el del Barça, pero los resultados han llegado. ¿El estilo de Juande es el del Sevilla, el del Madrid, el del Rayo o cuál? ¿El Madrid habría jugado igual de bonito que el Barça si hubiese contado con Guardiola de entrenador? ¿Habría jugado el Barça igual de bien con otro entrenador? ¿El éxito de este Barça es Guardiola o el tridente de genios Iniesta-Xavi-Messi? ¿Si al final ganase la Liga el Real Madrid se habría criticado tanto su estilo o se habría dicho que es práctico? ¿Si el Barça de la excelencia futbolística sólo gana la Liga (o nada si ocurriese un tsunami deportivo) en qué casilla de los resultados de los libros/almanques aprecerá que jugó muy bien pero que no ganó nada?

A lo que voy. Para mí el entrenador ha de ser más bien un psicólogo, alguien capaz de llevar un grupo con muchos egos, una persona que sea capaz de poner el talento individual al servicio del grupo y que pueda sacar el máximo provecho de la materia prima de la que dispone fomentando siempre la creatividad y el afán de superación del individuo. El entrenador puede tener una idea de cómo quiere que se hagan las cosas, pero si no tiene las piezas adecuadas, el planteamiento original carece de toda lógica.

Trasladando esto a la empresa: ¿El estilo lo crea el jefe o viene impuesto por el perfil de trabajadores con los que cuenta? ¿Puede triunfar un jefe brillante si no cuenta matería prima de calidad?

lunes, 4 de mayo de 2009

Rafa Nadal: un embajador de valores

7–6 y 6–2 fue el tanteo que le valió ayer domingo a Rafael Nadal (Manacor, 1986) para desentenderse del serbio Novak Djokovic y alzarse con el Masters 1000 de Roma (cuarta vez que lo consigue) sumando de este modo 36 títulos internacionales a su carrera. Número 1 de la ATP desde agosto de 2008 y Premio Príncipe de Asturias del Deporte ese mismo año, Nadal sigue haciendo historia en las canchas a pesar de su juventud (22 años) y es ejemplo de otras muchas cosas.

El pasado 3 de marzo se presentaba en el IESE Business School de Madrid un “business case” con el título: “Rafael Nadal: el campeón y la persona”; un caso de estudio elaborado por el profesor del IESE, Santiago Álvarez de Mon, que ha contado con la ayuda principal de Carlos Costa, manager de Nadal, así como del resto de la familia del jugador mallorquín. Antes del acto pude charlar con Santiago y Carlos y después disfrutar de la conferencia–coloquio en la que se combinó la proyección de videos de Rafa con un “mano a mano” entre ambos sobre el pasado, presente y futuro del tenista.

Muchas lecciones se pueden extraer de la figura del joven balear que sirven de ejemplo para el directivo actual. Destaco sólo algunas:

Talento: capacidad natural para hacer ciertas cosas que se manifiesta no sólo al coger la raqueta sino en su prodigioso físico, en la coordinación de sus movimientos o en la asimilación de espacios. Como se suele decir, “lo que natura no da, Salamanca no presta”. La genética ha dotado a Rafa de ciertas cualidades que luego ha potenciado y complementado. Con otras palabras, la cosecha era buena.

Ambición: no le gusta perder a nada. Es de esa clase de tipos que no admite otro resultado que no sea la victoria. Tiene mentalidad ganadora y la derrota le produce alergia. Álvarez de Mon escribía: “Hay jugadores que pierden los partidos en el vestuario, incluso antes de salir a la cancha. Le miras a los ojos y ves la mirada de un perdedor. Nadal, si pierde, lo hace en la ducha, exhausto, con su motor de gasolina totalmente vacío, y por méritos del contrario. El no pierde, le gana el otro”.

Estabilidad emocional: que la proporciona su entorno: madre, padre, tío, hermana, novia... En cierta ocasión, Carlos Costa, que lleva también a otros tenistas, afirmaba: “A la hora de fichar a un jugador no valoramos sólo el talento, el potencial tenístico, sino también el entorno”. El de Rafa es especialmente bueno. Toda la familia es una piña que tiene claro quién es el protagonista y rema en la misma dirección con el único objetivo de que el joven tenga la tranquilidad necesaria para hacer bien su trabajo y seguir sumando títulos y reconocimientos. El propio tenista decía: “En Mallorca todo es más cercano y tienes a la familia mucho más encima que cuando vives en una gran ciudad. Además, mi familia está muy unida y he pasado mucho tiempo con mis tíos, abuelos y también, por supuesto, con mis amigos”.

Concentración: no se relaja ni un momento. Está metido en el partido y pendiente de lo que hay que hacer sin despistarse un segundo. Sigue a rajatabla el sabio consejo de Sun Tzu en “El arte de la guerra”: “No te contentes con alguna ventaja pequeña o una victoria a medias; tal cosa podría ser tu cebo destinado a vencerte. Debes mantenerte en guarda incluso después de que tengas los visos de una victoria completa”. Novak Djokovic aseguraba: “Nadal es el único tenista capaz de mantener el mismo nivel de concentración desde el primer al último punto del partido”.

Capacidad de sufrimiento: “Para ser feliz hay que ser austero”, decía Toni –su tío y entrenador– en agosto de 2008. Y proseguía: “En esta vida hay que aprender a conjugar el verbo aguantarse. Yo me aguanto, tú te aguantas y él... Y eso es lo que no hace la gente hoy en día. Todo son pegas. Sin darle un concepto religioso, la gente es menos sacrificada. Eso es lo que he intentado transmitirle a Rafael. Le digo: 'Aunque a ti te vayan las cosas muy bien, aunque tengas dinero y éxito, tendrás que aguantarte, porque habrá cosas que no podrás controlar. Morirá un familiar. Te dejará la novia. Y te tendrás que aguantar”. El nivel de exigencia de Toni con Rafa siempre ha sido muy elevado. Todavía a fecha de hoy a Rafa le parece excesivo lo que su tío le apretaba de pequeño: “Con mi tío tuve una infancia deportiva muy exigente. Toni me pedía demasiado y cuando las cosas no salían bien se enfadaba bastante. En mi opinión me exigía demasiado y aún hoy me sigue pareciendo excesivo, pero te prepara para el futuro”.

Perseverancia: como afirma un dicho inglés: “Winners never quit; quitters never win” (Los ganadores nunca abandonan; los que abandonan nunca ganan). El escritor Honoré Balzac escribía algo parecido: “La constancia es el fondo de la virtud”. Detrás de cualquier historia de éxito hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio; entrega incondicional a la causa; derroche de esfuerzo sin límites. Quien piense que llegar arriba es cuestión de suerte, además de un ingenuo es un envidioso.

Madurez precoz: siempre ha sido el mayor de toda la familia: primer hijo, sobrino y nieto, lo que le ha llevado a reducir los periodos de aprendizaje gracias al contacto con gente más mayor. Según Carlos Costa, “hoy día el primo más mayor de Rafa tiene diez años, por tanto, él desde siempre se ha relacionado con adultos. Es una de las claves de su madurez. De pequeño tenía conversaciones de adulto”. Esto le ha ser inteligente para distinguir sabiamente entre la oportunidad y el riesgo: “Acepta todas las opiniones y es lo suficientemente inteligente como para saber lo que le conviene”.

Equilibrio: los elogios a menudo debilitan y el éxito conduce casi inevitablemente al acomodamiento. Toni es un tipo que representa al “malo” de la película. No deja que ningún triunfo se le suba nada a la cabeza. Cuando todos le pasan la mano por el hombro él pone sobre la mesa sus defectos para que mantenga los pies en el suelo.

Resistencia mental: su manager lo tiene claro: “La cabeza es el 90% de un deportista. Si alguien tiene la técnica de Rafa pero no su cabeza es imposible ser el número uno del mundo”. Disciplina espartana y estoicismo son epítetos que sientan bien al de Manacor.

Sencillez y humildad: camina por la vida como número uno del mundo pero con estilo campechano, algo que siempre conecta con el público. Es un fuera de serie en las canchas de tenis y un tipo de lo más normal y corriente fuera de ellas. Esta actitud reduce la presión y permite trabajar más tranquilo. “Te prometo que ni me levanto ni me acuesto pensando que soy el número uno”, decía hace poco. En este punto la familia también juega un rol esencial: “Nadal está formado y tiene una educación que hace que, al margen de si juega mejor o peor, siga siendo una gran persona y un gran tenista”.

Ilusión: la mantiene viva como el primer día. Cada reto es renovado por otro nuevo que le sirve de acicate y tira de él hacia delante. Todos los sabemos: cuando las ilusiones se desvanecen el talento está amortizado. Creer que uno ha tocado techo es el primer paso para realizar un trabajo mediocre

Ocio: no es complicado encontrársele comiendo unas 'cookies' de chocolate: “Puede que al estómago no le siente bien, pero a la mente sí”, decía en una ocasión al encontrarse con un periodista. Quien sólo trabaja acaba trabajando peor, o como decía el poeta húngaro Attila József (1905–1937), “los hombres que no saben divertirse me dan miedo”. Es necesario que el arco, cada cierto tiempo, se destense y descanse. A Rafa también le gusta ir a pescar, jugar al golf y a la Playstation.

Deportividad o fair play: lo que en el mundo de la empresa vendría a ser la ética. En un ganador la destreza técnica debe ir acompañada de la calidad humana. No vale cualquier cosa. Saber ganar y saber perder, tanto dentro de la pista como fuera. Tras recibir el Príncipe de Asturias de 2008 abanderaba la candidatura del suizo Roger Federer para el próximo año “porque se merece este galardón”.

Aceptación de la transitoriedad: “Todo esto es momentáneo; si no lo supiera, la castaña sería grande”. Y también: “Al fin y al cabo, la vida da bastantes vueltas; hoy puedo estar aquí como número uno y dentro de cinco o diez años, ser como cualquier otra persona. En el futuro espero ser eso, alguien normal y corriente”. Todos los “grandes” son conscientes de que el éxito es efímero y aceptan el sino del deportista.

En definitiva, ¿qué representa Rafael Nadal? Según el autor del “caso de estudio”, el manacorí es “un embajador de valores: disciplina, perseverancia, saber perder, saber ganar, optimismo, ilusión, fortaleza de ánimo, etc, que nuestra sociedad, blandita y comodita, necesita como el comer”.

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