miércoles, 31 de agosto de 2011

Sudor ante Polonia. ¿Y ahora?

Durante el Europeo, postearemos reflexiones alrededor de un personaje, un detalle o un suceso que sirvan para debatir. Arrancamos con la complicada victoria de España ante Polonia, con la figura de Pau Gasol como líder.

Pau Gasol. 28 puntos (7/11 en tiros de 2, 1/1 en triples y 11/15 en tiros libres), 6 rebotes, 13 faltas recibidas y 39 de valoración global en 28 minutos para liderar una ajustadísima y trabada victoria ante Polonia, un rival muy inferior pero que no se dejó llevar cuando peor fue el partido y que siempre mostró un encomiable y loable afán de lucha dando la cara. Pero Pau, el líder de la selección, se la acabó partiendo. Eso sí, costó lo suyo.

A España, gran favorita, le costó entrar en el partido y cuando ya lo tenía en la mano no lo remató, dio alas a Polonia y permitió al rival que se creciera con una pájara importante.

Lo positivo: El líder siempre aparece muy bien secundado por Navarro, el otro líder. Había que ganar y se hizo aunque el horario y la diferencia con el rival complicaba la tarea a priori mentalmente.

Lo negativo: Las sensaciones, el sufrimiento y la dependencia de Pau.

La lectura: Se puede incidir en el tremendismo y todos los que no han rendido pueden flagelarse. No ayudará y sólo provocará un cortocircuito. La otra opción, más sana desde todos los puntos es hacer balance, poner la situación en perspectiva, detectar errores y seguir creciendo. El campeonato es muy largo y lo preocupante sería estar el primer día a tope. En el plano mental, conviene contextualizar. Tan malo es no saber medir la euforia como la decepción. hay que buscar el equilibrio desde un término medio siendo conscientes de quienes son, qué pueden hacer y qué van a hacer.

Mal día Pero al menos se ha ganado. Punto final. Sigo teniendo claro que esta selección es la favorita número uno.

domingo, 14 de agosto de 2011

Madres y deportistas, generosidad y confianza

Hace unas semanas escribía un post sobre los padres de los deportistas, y cómo su ejemplo marcaba y condicionaba su desarrollo, de igual forma que el “walking the talk” de los líderes, que dicen los anglosajones, determina el comportamiento de sus equipos.
Hoy ha caído en mis manos, gracias a mis estupendas vacaciones en la costa murciana, el suplemento del periódico La Opinión. En él he encontrado un artículo sobre las madres de cinco jugadores del Barça: Messi, Xavi, Piqué, Iniesta y Valdés, que me ha parecido muy interesante porque evidencia algunas de las características fundamentales del liderazgo femenino.
Prácticamente todas ellas se han tenido que enfrentar a una de las decisiones más duras para una madre: separarse de sus hijos, en este caso a una edad muy temprana para que ellos pudieran vivir un sueño de dudoso final en aquel momento. La madre de Piqué dejó, y apoyó, a su hijo para que con 17 años se fuera al Manchester así como la de Iniesta tuvo que decidir si lo mejor para su hijo era irse a vivir con 14 años a la Massía (desde Albacete) para poder ser futbolista.
El caso de la madre de Valdés fue mucho más duró ya que dejó a su hijo con 10 años en la Massía, mientras que toda la familia, por motivos del trabajo del padre, se trasladó a Tenerife. Aunque le iban a ver todos los meses varias veces, Victor sufría y lloraba mucho cada vez que tenía que separarse de sus padres, por lo que antes de un año Valdés se fue a vivir a Canarias con su familia. A los 13 años Víctor decidió volver de nuevo a la Massía tras ver un reportaje de sus compañeros en la televisión.
Ahora que tanto hablamos en la empresa de la necesidad de dar autonomía a los profesionales para que sean capaces de implicarse, de lo importante de hacer ‘empowerment’, de delegar, de dar espacio para que las personas de un equipo puedan desarrollarse plenamente, el ejemplo de estas madres me parece terriblemente importante. Cuando hay jefes que nos son capaces de dejar que sus equipos tomen la menor decisión, que les asfixian diciéndoles cada minuto lo que tienen que hacer, sin dejarles espacio para que aporten e impidiéndoles crecer, estas madres, con una materia tan sensible como sus propios hijos son un ejemplo de la generosidad y la confianza que tenemos que ser capaces de desarrollar para convertirnos en verdaderos líderes.
La madre de Piqué dice en la entrevista que ella sabía que Gerard podía conseguir afrontar el gran reto de vivir en otro país, lejos de su familia, con un montón de gente extraña, porque es una persona muy extrovertida y emocionalmente fuerte, que puede afrontar situaciones complicadas aun pasándolo mal, “A mi otro hijo le hubiera sido casi imposible hacerlo”, reconoce Montserrat Bernabéu.
Este es otro estupendo ejemplo de otras de las cualidades del liderazgo femenino, que en este caso los varones deberíamos entrenar mucho más: la empatía y la capacidad de conocer la parte más “soft” de las personas. Es importante conocer las capacidades emocionales de nuestras personas para ser capaces de entender como motivarles, como orientarles y como dirigirles. Muchos profesionales tienen fracasos en sus trabajos porque ha habido muchos jefes que no han sabido leer su personalidad y les han hecho enfrentarse a retos para los que no estaban preparados.
No sólo lo que luce es importante, y el ejemplo de estas madres capaces de dejar a sus hijos vivir su propio sueño, renunciando y sacrificándose, apoyándoles con una palabra o una sonrisa a tiempo, es un ejemplo del que sin duda tenemos mucho que aprender todos los que lideramos un equipo.

viernes, 5 de agosto de 2011

Padres y deportistas, liderazgo y ejemplo

Dicen que el padre del boxeador Óscar de la Hoya le hacía entrenar más de 10 horas diarias cuando todavía era un niño. A Tiger Woods su padre le regaló por su tercer cumpleaños un palo de golf. A los 12 el “tigre” pilló a su padre en la cama con otra mujer que no era su madre.

Richard Williams puso a sus dos hijas, Venus y Serena, a jugar al tenis poco después de empezar a andar. En la cancha donde entrenaba Venus le colgó un cartel que decía “Cuando fracasas lo haces sola”, y a Serena la obligaba a elegir primero en los restaurantes para que no copiara a su hermana mayor y desarrollara así su propio carácter.

El padre de Andre Agassi, cuando este era niño, le pego con cinta americana dos palas de ping pong a las manos. Más tarde cuando Andre tenía 13 años, modificó una máquina para lanzarle pelotas de tenis a casi 180 kilómetros por hora. La primera frase que Mike Agassi le dijo a su hijo cuando este ganó su primer Wimbledon fue: “No deberías haber perdido el cuarto set”.

A los tres años, Fernando Alonso ya tenía su propio kart, hecho por su padre con sus propias manos. Aquel año Fernando ganó su primera carrera. José luís Alonso renunció a ser portero del Celta de Vigo para poder dedicarle a su hijo y a sus carreras todo el tiempo posible.

Los padres y las madres son los primeros líderes que conocemos las personas, y sus valores y estilo quedan grabados en nosotros para siempre. Fernando Alonso reconoce que la pasión que le transmitió su padre caló en él hondamente, en cambio Agassi dice que su padre “era un ser violento por naturaleza, lleno de rabia, que me trato duramente toda la vida”.

El ejemplo y la exigencia son dos de las más potentes herramientas de un líder, y por ello debemos usarlas con mucha responsabilidad. Cómo padres o responsables de un equipo, somos los referentes de nuestras personas, y lo que hacemos, y no lo que decimos, será el camino a seguir por ellas.

No exijamos sin sentido, lanzando bolas a 180 km/h a nuestras personas, ni pidamos cosas que nosotros no damos. Que nuestra gente sienta como Óscar de la Hoya que “mi padre nunca dejo de creer en mí”, pero no volquemos en ellos nuestras frustraciones o queramos alcanzar a través suyo lo que nosotros no hemos sido capaces de lograr.

Los errores de nuestros equipos son el reflejo de nuestros errores como líderes, no lo olvidemos nunca.

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