miércoles, 6 de junio de 2012

El deporte tampoco entiende las redes sociales


La Federación Española de Fútbol ha visto frustrado su intento de prohibir que los jugadores de la Selección pudieran utilizar las redes sociales durante la próxima Eurocopa. Igualmente le ha ocurrido a la Federación Inglesa cuyos responsables han tenido la misma brillante idea.

En ambos casos, los jugadores y el clamor popular en los propios medios sociales que han pretendido censurar, han doblado la mano de ambas organizaciones, quienes han demostrado no entender nada de la filosofía que hay detrás de la web 2.0: la conversación.

¿A qué tienen miedo? ¿No confían en sus jugadores? ¿Qué sentido tiene estas medidas cuando Telefónica, la propietaria de Tuenti, es uno de los patrocinadores de la Roja? ¿Qué lógica les ha movido a intentarlo cuando los jugadores de la Selección tienen casi tantos seguidores entre Facebook y Twitter como españoles hay (43 millones entre todos)?

El viejo paradigma del control, del que no consiguen desprenderse nuestras empresas, parece que también se encuentra muy arraigado en el mundo del deporte. En lugar de tratar de convertir en un valor ese contacto directo entre afición y jugadores, que podría dar muchísimo juego para todos, prefieren apostar por la incomunicación. En lugar de definir unas normas de comportamiento y confiar en los jugadores, eligen una postura paternalista y anacrónica para decidir por ellos.

No se le puede poner puertas al campo… ni a las redes sociales. Se ha demostrado durante el #15M o en las revueltas del norte de África. No tienen barreras, no aceptan la censura o los intentos de manipulación. Las redes sociales nos dan el poder a las personas normales, y eso no estamos dispuestos a perderlo.

Pero desgraciadamente en todas casas cuecen habas, y el Comité Olímpico ha incluido en las condiciones que acepta automáticamente cualquier persona que compre una entrada para los Juegos de Londres 2012, la prohibición explicita de subir cualquier imagen, video o audio grabado durante los eventos olímpicos a ninguna red social. ¡Increíble!

Un vano intento de proteccionismo con los fotógrafos acreditados y un inútil recurso para tratar de proteger los innumerables derechos millonarios que han vendido por doquier. Y yo me pregunto  ¿Cómo lo van a hacer? ¿Van a invertir millones en abogados y hackers para saber quien hay detrás de los miles de cuentas de Twitter anónimas? Absurdo.

Yo animo a tod@s l@s que asistáis que twiteéis todas las imágenes que podáis, que el resto las retwitearemos con vehemencia, para que de una vez por todas el viejo mundo 1.0 se dé cuenta que las redes sociales no atienden ni a prohibiciones ni a absurdos intentos de censura, y que la libertad y la conversación tienen en ellas un terreno de juego verdaderamente inexpugnable.

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